¿”CACHOS” CON PERMISO?

¡Pues sí! En el artículo anterior hablamos de los “cachos” que se ponen sin consentimiento de la pareja, las posibles causas y sus consecuencias. Hoy, vamos a decir que muchas parejas permiten la presencia de un tercero o más personas en la relación.
“Fidelidad, es un valor que representa la capacidad de no engañar y que faculta al ser humano para cumplir con los pactos y compromisos adquiridos, es el cumplimiento de la palabra dada. Es diferente a la Lealtad, la cual se entiende como la obediencia a aquello que escogemos y decidimos e implica mantener una actitud confiable y positiva hacia el otro y la espera de la misma actitud del otro hacia nosotros” (Bianco, 2014).
Entonces, si fidelidad es el cumplimiento de acuerdos, infidelidad sería lo contrario? Traigo a propósito, la definición del Dr. Juan José Moles: “infidelidad es un engaño dado por el rompimiento de acuerdos previamente establecidos, en ausencia del conocimiento y participación de la otra persona, e inclusive con expresiones realizadas en el intento de hacer creer que no ha existido dicho rompimiento”.
Como el concepto de infidelidad es relativo, cada pareja deberá hablar del tema y exponer lo que para cada uno significa ser fiel, con el fin de llegar a acuerdos que les permitan armonizar la convivencia. Lo que para alguien puede ser infidelidad para la otra persona puede no serlo y visceversa.
Algunas parejas tratan de lidiar con la infidelidad a través de diferentes estrategias, las cuales serán definidas por la pareja de acuerdo a su “para qué”, a los objetivos y metas individuales y de pareja. Un miembro de la pareja puede ser fiel (cumple los acuerdos) pero no leal (habla mal de su pareja) o un miembro de la pareja puede ser infiel (rompe algún/os acuerdos) y a la vez, ser leal (habla bien de su pareja, la protege, no la daña), de manera que no necesariamente la fidelidad implica lealtad o visceversa (Enfoque “H” del CIPPSV/IIP, Bianco, 2014).
Con base en lo dicho, algunas parejas pudieran voluntariamente aceptar personas “externas” sin que ello necesariamente implique una conducta infiel (ya que haría parte de un mutuo acuerdo) y en ese sentido pueden darse situaciones como:
– Matrimonio abierto: tiene implícita la no-exclusividad sexual, conservando los demás elementos que motivan permanecer en unión como pareja.
– Swingers: intercambio sexual de parejas. Son intercambios puntuales y transitorios. Existen clubs con reglas especiales para participar en los encuentros. El intercambio es únicamente para tener el ejercicio de la función sexual. No hay mediación afectiva.
– Separación parcial: usualmente son parejas que viven en ciudades o países diferentes. El acuerdo es que mientras no estén juntos “puede pasar cualquier cosa”, pero “cuando estemos juntos, no”. Este pudiera ser un acuerdo dentro de la opción de vivir en pareja, pero cada uno en su propio espacio (living apart together). Debe aclararse que el vivir cada uno en su espacio, no necesariamente implica abrir la relación.
– Contrato sexual extrapareja independiente: “cada uno por su lado”. No se permiten relaciones sexuales dentro de la casa, pero sí fuera de ella. Pueden llegar a convivir armónicamente si ambos están claros en lo que quieren y respetan los acuerdos.
– Vacaciones por separado: cada uno va donde quiera ir. Será sólo por la temporada de vacaciones donde cada uno podrá conocer y relacionarse sexualmente con otras personas. Al final de ella, no preguntas y todo vuelve a su estado tradicional.
– Triolismo: la pareja puede aceptar relaciones sexuales entre tres, las cuales pueden ser ocasionales o incluso, en algunos casos, llegar a conformar una relación de convivencia con un tercero, por lo tanto, ya no serían pareja, sino un trio, es decir, “todos felices”.
Dependiendo de cada caso y de los posibles escenarios de solución que la misma pareja plantee, éstas son opciones a analizar dentro de una terapia de pareja.
En conclusión, las decisiones dependerán de que cada miembro de la pareja se pregunte: ¿cuál es mi para qué de estar con mi pareja? y analizar las consecuencias de los posibles escenarios de solución, preguntándose si se tienen o no las herramientas para manejarlas. La decisión de cómo cada persona o pareja vive su vida y busca su propia felicidad, será una decisión de cada uno.